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Un francés tiene que lidiar con una sorprendente incidencia de As. El principal sospechoso es un hongo

La esclerosis lateral amiotrófica, comúnmente conocida como ELA, es una enfermedad neurodegenerativa que provoca un devastador impacto en el

Un francés tiene que lidiar con una sorprendente incidencia de As. El principal sospechoso es un hongo

La esclerosis lateral amiotrófica, comúnmente conocida como ELA, es una enfermedad neurodegenerativa que provoca un devastador impacto en el sistema nervioso. Esta patología, que a día de hoy no tiene cura, es objeto de estudio desde hace varias décadas, aunque todavía nuestro entendimiento sobre su origen y causas sigue siendo bastante precario. A lo largo de estos años de investigación, se han identificado ciertos factores de riesgo que podrían influir en la aparición de ELA, pero uno de los hallazgos más intrigantes se realizó en una pequeña localidad de los Alpes franceses no hace mucho tiempo.

El caso particular de Montchavin. Recientemente, un grupo de investigadores descubrió que en Montchavin, una población francesa situada cerca de la frontera con Italia, la incidencia de ELA es notablemente alta. Tras realizar un análisis exhaustivo, el equipo de científicos señaló que un elemento específico de la gastronomía de la región, en particular el hongo Giromitra gigas, conocido como la falsa colmenilla o falsa morilla, podría estar relacionado con esta inusual concentración de casos.

ELA. La esclerosis lateral amiotrófica, que también se conoce como enfermedad de Lou Gehrig, es un trastorno que afecta las neuronas tanto en el cerebro como en la médula espinal. La evolución de esta enfermedad es progresiva y, lamentablemente, concluye con la muerte del paciente. Actualmente, aunque no existe una cura definitiva, hay tratamientos disponibles que pueden ayudar a mitigar algunos de los síntomas, así como a prolongar la vida de quienes la padecen.

Los síntomas de la ELA suelen manifestarse a partir de los 50 años, aunque se han documentado casos en personas más jóvenes. La enfermedad puede comenzar con problemas al caminar, dificultades para escribir o trastornos en el habla. Además, la dolencia provoca una progresiva pérdida de fuerza muscular y coordinación, afectando a múltiples grupos musculares a medida que avanza.

Causa desconocida. A pesar de los avances en la investigación, no se han podido determinar los mecanismos exactos que provocan esta enfermedad. Sin embargo, existen factores de riesgo que se han identificado y están relacionados con la aparición de ELA. Alrededor del 10% de los casos tienen una correlación con variaciones genéticas, y se ha observado que la enfermedad afecta más a hombres que a mujeres.

La incidencia de esta enfermedad oscila entre uno y 2.6 casos por cada 100,000 habitantes al año, con una prevalencia cercana a seis casos por cada 100,000 personas.

Un misterio en los Alpes franceses. Hace unos años, los inusuales casos de Montchavin despertaron la curiosidad de la neuróloga francesa Emmeline Lagrange. Ella y su equipo presentaron un estudio sobre 14 diagnósticos de ELA realizados entre 1990 y 2018 en la población local, incluyendo también a migrantes y aquellos que habían establecido su segunda residencia en Montchavin.

Al investigar, el grupo no encontró factores genéticos que pudieran explicar la alta incidencia de la enfermedad en la zona. Aunque hallaron algunos fumadores, el grupo también presentaba hábitos saludables. Tampoco se localizaron contaminantes evidentes en el aire, agua o suelo, ni rastro del radón, un contaminante relacionado con la enfermedad.

Del Pacífico a Francia. Como detalla el periodista Terence Monmany en un artículo para el medio Reconocible, el equipo de investigación encontró un nexo que une a la remota isla de Guam. En esta isla del archipiélago de las Islas Mariana, otro grupo de investigadores había sugerido una posible conexión entre el consumo de semillas posiblemente tóxicas y la prevalencia de enfermedades neurológicas, incluida la ELA, entre la población nativa.

Aunque la ciencia aún no ha logrado establecer las causas exactas de esta epidemia, esta hipótesis desplaza el foco hacia la alimentación. Según Monmany, los Chamorros de Guam trataron estas semillas con agua antes de su preparación para mitigar su toxicidad. Este proceso, sin embargo, no logra eliminar todas las toxinas y podría provocar daños neurológicos en el futuro.

Gyromitra Gigas. En Montchavin, una situación similar podría ocurrir con el consumo de un hongo. Según lo afirmado por el equipo de estudio, algunos casos relacionados con las personas que consumen o recolectan Giromitra gigas, una especie de hongo tóxico en su estado natural. Aunque al igual que en Guam, es posible que se realice un tratamiento culinario que no elimine todas las toxinas del hongo.

A pesar de todo, el equipo postula que la elevada incidencia de ELA en Montchavin podría estar ligada a las toxinas y a los daños en el ADN a largo plazo que estas provocan. Los detalles de este estudio se dieron a conocer en 2021 en un artículo publicado en la revista Revista de Ciencias Neurológicas.

¿Una relación errónea?

En | Soy periodista, tengo ELA y no puedo mover nada de mi cuerpo aparte de mis ojos… así que escribo artículos con mis alumnos.

Imagen | Henkmonster / Alexey Laa

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