¿Por qué el presidente de Perú nombra a su octavo ministro interior y sala de economía en dos años y medio?
Recientemente, el panorama político en Perú ha visto un cambio significativo con la decisión inesperada de la presidenta peruana,

Recientemente, el panorama político en Perú ha visto un cambio significativo con la decisión inesperada de la presidenta peruana, Dina Boluarte, quien nombró a su cuarto ministro de economía y al octavo ministro del Interior desde su llegada al poder en diciembre de 2022. Este movimiento se introdujo un día antes de que el Congreso debatiera sobre la censura del vigente Primer Ministro, Gustavo Adrianzén. La relevancia de estos cambios radica en la inestabilidad que caracteriza al gobierno de Boluarte, particularmente en un escenario donde la presión política y social está en su punto más alto.
En este contexto, Boluarte ha designado a Raúl Pérez Reyes como el nuevo Ministro de Economía y Finanzas, un cargo que tomó tras la renuncia de José Salardi, quien ocupó el puesto por un corto periodo de tres meses. Antes de este nombramiento, Pérez Reyes fungía como gerente de transporte, aunque su experiencia debería contribuir a afrontar los retos económicos que enfrenta el país sudamericano.
Por otro lado, el nuevo Ministro del Interior, el general en retiro de la Policía Nacional, Carlos Alberto Malaver, hereda una situación complicadísima. Malaver reemplaza a Julio Díaz Zulueta, quien apenas estuvo un poco menos de dos meses en este cargo. Anteriormente, Malaver se desempeñó como jefe de la Dirección de Inteligencia y, más recientemente, estuvo a cargo de la Dirección contra el Crimen Organizado; su experiencia en estas áreas es crucial para enfrentar el alarmante aumento en la criminalidad.
Resistencia de la presidenta peruana Dina Boluarte en Lima. Foto:AFP
El nuevo Ministro del Interior, Malaver, deberá lidiar con el creciente problema del crimen organizado que ha escalado en severidad en los últimos tiempos. Esta situación alcanzó un nivel de violencia sin precedentes hace dos semanas, cuando 13 trabajadores en una mina fueron brutalmente asesinados en un ataque que dejó a la opinión pública en shock.
En adición, como parte de esta reestructuración ministerial, Boluarte también designó a César Sandoval Pozo, quien está afiliado al Partido Alianza para el Progreso (APP) y ha sido asesor en la Oficina Presidencial, como el nuevo ministro de Transporte y Comunicaciones. Este es un movimiento que, además de sustituir a Pérez Reyes, se ve como una estrategia para consolidar las bases de su administración en un clima político extremadamente volátil.
Con todo este trasfondo, es importante mencionar que la popularidad de Boluarte ha caído a un preocupante 2 % histórico este mes, según encuestas recientes, y hasta el momento, la presidenta no ha proporcionado explicaciones claras sobre las razones detrás de estos relevos abruptos en su gabinete.
Este cambio de gabinete es especialmente significativo ya que ocurre justo un día antes de que el Congreso programe el debate y la votación de cuatro propuestas de censura que buscan derrocar al Primer Ministro Gustavo Adrianzén, al acusarlo de ser incapaz de manejar la creciente ola de incertidumbre criminal que afecta al país.
La policía y los fiscales capturan a Nicanor Boluarte (C), hermano de la presidenta peruana Dina Boluarte. Foto:AFP
Si el Parlamento opta por censurarlo, el gobierno de Boluarte podría desplomarse, lo que obligaría a la presidenta a nombrar a un cuarto Primer Ministro, lo que complicaría aún más su liderazgo en un entorno ya de por sí frágil.
Durante los últimos meses, la presidenta ha estado en la cuerda floja, sirviendo en medio de un escándalo relacionado con luxuosos relojes que implican acusaciones graves, además de la muerte de 50 civiles durante la represión de las protestas tras asumir el poder en 2022. Este escándalo ha causado una gran presión pública, aunque la presidenta no puede ser procesada penalmente mientras continúe en su cargo.
Sin un partido sólido que respalde su gobierno, Boluarte depende de una débil coalición de fuerzas en el Congreso para mantener una mayoría legislativa, lo que acentúa la inestabilidad de su administración.