‘Fuera de los dos Estados, una solución real, a largo plazo y sostenible del conflicto entre israelíes y palestinos no existe’: Marcos Peckel – Desde dentro
El director ejecutivo de la Confederación de Comunidades Judías de Colombia, profesor universitario e hijo de sobrevivientes del Holocausto,



El director ejecutivo de la Confederación de Comunidades Judías de Colombia, profesor universitario e hijo de sobrevivientes del Holocausto, Marcos Peckel, es parte de la primera generación de judíos nacidos en el país y quien considera que, si bien es un desafío mayúsculo lograr una paz estable y duradera entre israelíes y palestinos, no se debe desistir de intentarlo.
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Marcos Peckel, director de la Confederación de Comunidades Judías de Colombia. Foto:Archivo particular
En entrevista con EL TIEMPO, Peckel habla de la necesidad de desarmar a Hamás, el rol clave de Estados Unidos para avanzar en las negociaciones y la urgencia de los desafíos regionales, como las tensiones en Líbano, para el éxito de este proceso.
Profesor Peckel, desde su perspectiva, ¿cómo interpreta Israel el plan de paz propuesto por Trump para Gaza?
Creo que la parte inicial de la propuesta, que tenía que ver con la liberación de los rehenes y el cese al fuego, se cumplió y eso era muy importante. Después de dos años largos de estar allá, la entrega de 48 rehenes, de los cuales 20 salieron con vida, y a falta de tres cuerpos por entregar, nos demuestra que, si esta liberación se hubiera dado antes, la guerra se hubiera terminado. Pero, con esa fase casi culminada viene una parte mucho más compleja y es la de cumplir 20 puntos bastante ambiciosos, complejos y llenos de incertidumbres.
¿Por qué?
Es claro que para que se pueda avanzar, se requiere el desarme de Hamás. Si no se da, volveremos a tener un conflicto intenso entre el grupo terrorista e Israel. Si se da, surgen entonces la pregunta sobre quién va a administrar Gaza. ¿La Junta de paz que propone Trump, integrada por fuerzas extranjeras y, aparentemente, dirigida por el exministro británico Tony Blair? De momento, es un tema bastante también ambiguo, nebuloso, donde no sabemos quién se va a encargar de la seguridad, la reconstrucción y la crisis humanitaria de Gaza.
En un momento de más incertidumbres que certezas, ¿cuál considera que es la pieza angular para que hablar de paz sea posible?
Para que se avance, Estados Unidos tiene que estar metido ahí todo el tiempo. Si Estados Unidos da un paso atrás, todo esto se derrumba.
¿Qué tan comprometido ve a Trump?
Pues, hasta ahora, Trump ha estado alineado. El tema es saber hasta qué punto él considera que ya logró lo suyo y dé un paso atrás. Y sin el arquitecto revisando la obra será muy complejo que se cumpla cada etapa. Creo que Washington lo sabe y es consciente de que sin presión a las partes esto no es sostenible. Y ahí es donde esperamos que el presidente Trump les dé a sus enviados especiales todas las atribuciones para que se aseguren que todo esto se va a cumplir.
Servicios de emergencias tras un ataque israelí en ciudad de Gaza el 19 de noviembre. Foto:EFE
Pese a que el Consejo de Seguridad de la ONU respaldó el plan de paz de Trump, Hamás rechazó la resolución alegando que no satisface los derechos del pueblo palestino, ¿qué hacer?
La comunidad internacional ha entendido que Hamás no puede ser un actor armado como ha sido su razón de ser desde que nacieron en 1987. Recordemos que Hamás no reconoce la legitimidad del Estado de Israel por lo que, si esa postura no cambia, no puede ser considerado el actor que gobierne Gaza. Eso, incluso, es reconocido por países como Turquía y Catar, que, en 2007, fueron los únicos que apoyaron a Hamás tras la expulsión de la Autoridad Palestina de Gaza y que ahora entienden que no pueden ser parte del futuro.
Y vuelve el dilema de quién gobierne Gaza…
Hay que partir de que los más beneficiados con este acuerdo tienen que ser los palestinos, los residentes de Gaza. Si se logra que Hamás desista de las armas, tendríamos que ver si la Autoridad Palestina tendría algún rol para jugar en Gaza con una renovación de liderazgo y una democratización que, primero que todo, estén dispuestos a reconocer a Israel y, luego, gobernar Gaza. Porque, que al enclave lleguen tropas o administradores de los países del Golfo, de Indonesia o Pakistán lo veo complejo. Estamos en una etapa en que la pelota la tiene Hamás: si se desarman, avanzamos.
¿Cómo conciliar con los gobiernos del mundo árabe que insisten en reconocer un estado palestino cuando, bajo Netanyahu, Israel asegura que no pasará?
Para que ellos puedan involucrarse, necesitan cierto oxígeno político que surge de crearle un horizonte al pueblo palestino, no un Estado palestino de una vez, eso no va a pasar, pero dejarlo en el imaginario para, algún día, lograr lo que siempre la comunidad internacional ha querido: la solución de dos Estados. Y eso lo dice el plan de Trump. Sin embargo, en este momento eso no es viable.
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Estamos en una etapa en que la pelota la tiene Hamás: si se desarman, avanzamos.
¿Por qué?
Por muchas razones. Fue viable y en algún momento, se estuvo cerca, en los acuerdos de Oslo de 1993 o en la Cumbre de Camp David del 2000, cuando por intermediación del presidente Bill Clinton se propuso la solución de dos estados con Jerusalén como capital de ambos, y el entonces líder palestino Yasser Arafat rechazó esa idea. La región entonces abandonó la dinámica de paz de Oslo y pasó hacia una dinámica de violencia que no ha parado. Por lo tanto, es importante mantener en el imaginario que algún día será posible la solución de dos estados, pero, para llegar a eso, en el momento actual, debemos ir construyendo y superando etapas.
Israelíes celebran la firma del acuerdo para poner fin a la guerra en Gaza. Foto:EFE
¿Cuáles?
Primero, el tema humanitario y la reconstrucción de Gaza. Segundo, la reconformación de la Autoridad Palestina. Tercero, establecer las garantías de seguridad en las que se determine que una autonomía palestina, un autogobierno y, eventualmente, un Estado que bajo ninguna circunstancia va a significar una amenaza para Israel.
¿Ve alguna posibilidad de paz estable distinta a la solución de dos Estados?
Caminos hay, el tema es que no conducirían a una solución al conflicto sino a situaciones anómalas. El tema aquí es que las identidades juegan un rol central y amplían un problema: el conflicto identitario. Y, dado que la única solución a largo plazo pasa por una solución territorial, eso implica que en ambos lados se ceda con relación a temas relacionados con la identidad y eso es muy difícil. Si Israel cediera territorio de Cisjordania, que en este momento no son territorios bajo soberanía de Israel, estaría cediendo parte de su identidad porque ahí es donde estuvo el Israel bíblico. Y con los palestinos pasa lo mismo, la tierra, como Hamás la describe, es tierra sagrada. Entonces, cuando se habla de un solo Estado en que haya casi igual población palestina y judía, eso riñe con los elementos identitarios en los que ambos pueblos quieren su propio territorio, identidad, autodeterminación y Estado. Fuera de dos estados, una solución real, a largo plazo y sostenible no existe.
¿Qué perspectiva tiene de las voces radicales dentro del parlamento israelí que insisten en reocupar Gaza?
Son voces que incluso pueden estar en la misma coalición de gobierno de Israel. Pero, en este momento no es viable que Israel ocupe Gaza ni que se quede en Gaza, eso no va a pasar.
De los otros frentes de batalla, ¿cuál le preocupa más?
Para mí, una situación muy preocupante es Líbano. Mientras que en Siria es más optimista el panorama, Hezbolá se está negando rotundamente a desarmarse en Líbano y eso, inevitablemente, va a llevar a un conflicto renovado con Israel. Y, si Hamás ve que Hezbolá se sale con la suya, pues van a seguir la misma línea de no desarmarse y mantener el conflicto porque así es como ellos se fortalecen.
Ataque militar israelí contra un edificio residencial en los suburbios del sur de Beirut. Foto:AFP
¿Quién los puede contener?
Irán es el jugador clave en lo que tiene que ver con sus proxies. Si Irán mañana le dice a Hezbolá, desármese, ellos lo hacen. En Gaza, quizás la influencia iraní es menos fuerte, pero hay unos muros que hay que saltar para poder avanzar.
Aunque el antisemitismo global descendió el año pasado, aumentó de manera significativa en Australia, Italia, y en menor medida en Estados Unidos y Argentina. ¿Cree que pesa la polarización?
Sí, eso es un hecho clarísimo. El conflicto palestino-israelí causa demasiado interés por una razón: si los palestinos estuvieran en guerra con los ruandeses a nadie le importaría ni uno ni el otro. Su relevancia pasa directamente por ser con Israel y, ahora, que enfrentan el peor conflicto de los últimos 80 años, las comunidades judías terminan naturalmente teniendo una profunda identificación con Israel. Entonces, si Israel es visto como el malo, las comunidades judías también. Y si las comunidades judías son malas, entonces se justifica atacarlas y marginarlas.
Un grupo de influenciadores colombianos viajó a Israel, invitados por el Gobierno de ese país. Sin embargo, la visita fue ampliamente criticada en redes sociales donde muchos la calificaron como una estrategia de relaciones públicas para limpiar la imagen de un Estado acusado formalmente ante instancias internacionales de cometer genocidio. ¿Cuál es su perspectiva de esas críticas?
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El antisemitismo se ha disparado de otras maneras, por ejemplo, el llamado boicot a negocios judíos donde ponen los nombres de empresas o negocios judíos y los señalan de colaborar con la guerra. Y, aquí también cabe lo que vimos con los influenciadores colombianos invitados a Israel, eso es puro antisemitismo, así ellos no sean judíos. Si esos influenciadores hubieran ido a Ucrania, Rusia o China no los maltratan de esa manera, pero se organizó una campaña brutal para destruirlos que tiene mucho de antisemitismo detrás. Es un caso que va más allá del derecho del libre pensamiento porque la violencia verbal que se ensañó contra ellos trascendió los límites al señalarlos de ser cómplices de genocidio, como lo hizo un ministro de Estado, y eso no es libertad de expresión. ¿Ellos acaso fueron allá a matar palestinos? Y lo preocupante es que lo que les pasó a ellos es un síntoma de un problema muy grave.
Tras la cumbre Celac-UE de Santa Marta, Colombia firmó por primera vez una declaración conjunta en la que condena inequívocamente los atentados del 7 de octubre. ¿Qué significa este giro diplomático del presidente Petro que, recordemos, rompió relaciones con Israel?
Yo pienso que el presidente Petro cometió un error al romper relaciones diplomáticas con Israel. Podía criticar y condenar el actuar israelí, así como, por supuesto, ayudar a los palestinos. Basta con mirar gobiernos igual de críticos de Israel como Turquía, Sudáfrica, Chile, Brasil o España que no rompieron relaciones diplomáticas con Israel porque entienden la necesidad de mantener una interlocución con un gobierno que es una de las partes del conflicto. Ahora vemos cómo el presidente Petro declara que está dispuesto a restablecerlas en la medida en que el proceso de paz avance y eso es vital porque si el gobierno colombiano quiere ser un actor dentro del plan de paz de Gaza, va a requerir el aval de Israel.
Expertos advierten que el trauma israelí y palestino perdurará por generaciones. ¿Cómo avanzar en la confianza mutua para construir un camino hacia la coexistencia pacífica?
El tema de la confianza es complicado en el Medio Oriente, una región con tantos años de conflicto y con tanto sufrimiento de las partes. Israel todavía está en el 7 de octubre, ese ha sido un día de dos años. Por lo tanto, construir confianza entre israelíes y palestinos no debería ser siquiera un objetivo, lo que hay que hacer es construir mecanismos blindados que garanticen una convivencia. Seguramente dos, tres, cuatro generaciones más adelante podrán tener confianza mutua en la medida en que ya se hayan establecido mecanismos que impidan la violencia, el terrorismo y todas las cosas que estamos viendo. De momento, el primer paso es que los líderes cumplan con lo que se comprometen.
Búsqueda de los cuerpos de los rehenes israelíes en Gaza. Foto:AFP
¿Cómo imagina esos mecanismos blindados de convivencia?
Si usted y yo no confiamos y vivimos uno al lado del otro, yo no confío en que usted no se va a entrar a mi casa a llevarse el perro o el televisor. Entonces, construimos un muro de cinco metros de alto con electricidad y ese mecanismo, quizás, nos permita convivir. Y en 30 años, quizá nuestros hijos lo quitarán. Pero, pensar en confianza con toda la historia, ideologías y odio actual, no es posible.
Construir confianza entre israelíes y palestinos no debería ser siquiera un objetivo, lo que hay que hacer es construir mecanismos blindados que garanticen una convivencia.
¿Qué decir de los señalamientos contra Israel ante el horror que es Gaza donde la guerra deja más de 67.000 muertos, la gran mayoría civiles?
A Israel se le puede criticar, así como la guerra en Gaza. Pero quiero preguntarles si analizaron por qué hay tantas víctimas civiles palestinas. Porque todos los escenarios civiles en Gaza se convirtieron en guaridas de terroristas, porque Hamás siguió la guerra cuando la pudo haber acabado hace un año o más de liberar a los rehenes. Lamentablemente, no todos lo ven así.
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Pero, también creo que los palestinos tienen derecho a su independencia, a su libertad, su prosperidad y su felicidad. Por eso, seguiré apoyando la solución de dos estados. Esperemos que algún día logremos realmente esa confianza mutua y una solución definitiva al conflicto. Pues, como dijo nuestro nobel de literatura: no hay pueblo que aguante 100 años de soledad.
Stephany Echavarría – Editora Internacional


