Estados Unidos y Panamá cometieron varias violaciones después de la expulsión masiva de los migrantes: HRW
Durante la reciente expulsión de casi 300 migrantes a Panamá, Estados Unidos y Panamá incurrieron en graves irregularidades, violando

Durante la reciente expulsión de casi 300 migrantes a Panamá, Estados Unidos y Panamá incurrieron en graves irregularidades, violando tanto normas nacionales como internacionales. Este despliegue de fuerza forma parte de un plan de deportación que fue implementado por la administración del expresidente estadounidense, Donald Trump.
Ambos países, Estados Unidos y Panamá, tienen la responsabilidad de garantizar procesos de asilo justos.
Esta es una de las afirmaciones contundentes que surgen de un informe divulgado el jueves por la organización humanitaria estadounidense Reloj de derechos humanos (HRW), la cual ha solicitado el cese inmediato de esta práctica y ha instado a otros gobiernos a no recibir a los ciudadanos enviados por Estados Unidos a terceros países, a menos que existan acuerdos que garanticen sus derechos procesales y la posibilidad de solicitar asilo, en conformidad con acuerdos internacionales de derechos humanos.
Venezolanos deportados de Estados Unidos. Foto:Efusión
El informe, que lleva el título de «A NADIE le importó, nos escuchó: Expulsión de ciudadanos a terceros países de Estados Unidos a Panamá», documenta experiencias de abuso que han padecido muchos migrantes y revela que actualmente la mayoría de ellos permanece atrapada en una situación de limbo legal.
Para su redacción, se llevaron a cabo entrevistas con 48 migrantes, entre los que se encuentran hombres, mujeres y niños provenientes de Afganistán, Angola, Camerún, China, Eritrea, Etiopía, Irán, Nepal, Pakistán, Rusia, Somalia, Sri Lanka y otros países.
Las personas fueron enviadas encadenadas a un país desconocido, sin recibir la oportunidad de solicitar asilo.
En total, 299 migrantes llegaron a Estados Unidos, donde solicitaron asilo tras expresar que eran perseguidos en sus países de origen por razones de etnia, religión, orientación sexual y opiniones políticas, entre otras causas, inmediatamente después de la toma de posesión de Donald Trump el 20 de enero.
El Salvador ha recibido también migrantes deportados de Estados Unidos. Foto:Rodrigo Sura. Efusión
En la misma jornada, el nuevo presidente comunicó que Estados Unidos actuó en respuesta a una situación de emergencia nacional provocada por una «invasión de migrantes,» prohibiendo las solicitudes de asilo a quienes cruzan la frontera de forma irregular.
A pesar de que tanto las leyes estadounidenses como los acuerdos internacionales otorgan el derecho a solicitar asilo, la administración continuó deportando de manera acelerada sin proporcionar las debidas garantías procesales y alegando que tales derechos habían sido anulados por la declaración de emergencia.
Según el informe, el trato que recibieron estas personas fue inhumano. Muchas de ellas eran retenidas en condiciones sumamente desfavorables, en habitaciones frías, se les restringió el contacto con familiares y abogados, y jamás se les informó sobre su destino, incluso estando esposadas y encadenadas durante su traslado en aviones militares hacia Panamá.
«No son parte del tren de Aragua», familias de prisioneros venezolanos. Foto:
Una vez en Panamá, las autoridades mantuvieron a los migrantes en condiciones igualmente precarias, inicialmente en un hotel en la ciudad de Panamá y posteriormente en una estación de recepción de inmigración (ERM) en la provincia de Darién, cercana a la frontera con Colombia. Durante este tiempo, se les prohibió el uso de sus teléfonos y se limitaron las visitas, dificultando su contacto con el exterior.
A principios de marzo, tras recibir una «condición humanitaria temporal» que duraría 30 días, hasta 90 de ellos fueron liberados, con la instrucción de gestionar su regreso a los países de origen o buscar un nuevo destino.
De los 299 deportados, 180 optaron por regresar a sus países a través del programa «Retorno voluntario asistido» de la Organización Internacional de Migración (IOM). Sin embargo, 119 de ellos siguen en Panamá a la espera de respuestas, temerosos por su vida al contemplar un regreso a su nación de origen, pero Panamá no les ha brindado la posibilidad de solicitar asilo.
La campaña de deportación intensiva liderada por el presidente Donald Trump. Foto:AFP
Los perfiles de los migrantes que permanecen en Panamá por temor a represalias
Entre los que han quedado en Panamá, hay una mujer iraní de 27 años que huyó tras convertirse al cristianismo, otra mujer afgana que escapó de un matrimonio forzado, y un hombre gay ruso de 28 años que ha enfrentado persecuciones debido a su orientación sexual.
De acuerdo a HRW, todos ellos intentaron ponerse en contacto con las autoridades estadounidenses para solicitar asilo, pero sus solicitudes fueron desatendidas.
«Los migrantes fueron enviados encadenados a un país desconocido sin ninguna oportunidad de solicitar asilo. Tanto Estados Unidos como Panamá tienen la obligación de garantizar procedimientos de asilo justos; nadie debe ser devuelto a un lugar donde corre peligro sin que se haya realizado una evaluación completa y justa de su solicitud de refugio,» explica Bill Freick, director del programa de derechos de refugiados e inmigrantes de HRW.
Según Freick, la expulsión de estos individuos fue claramente injusta y se deben implementar medidas correctivas para reparar el daño que han sufrido. No obstante, enfatiza que Panamá ahora tiene la responsabilidad de proteger a estos migrantes, empezando por garantizar un proceso claro y justo para evaluar sus solicitudes de refugio.
HRW denuncia las violaciones cometidas por el gobierno de Panamá junto a Estados Unidos. Foto:Presidencia de la república
Similitudes en los casos de deportación entre Panamá y El Salvador
Aunque HRW no menciona la conexión de manera directa, el caso de los migrantes enviados a Panamá es parecido a la situación de otros 300 ciudadanos venezolanos deportados a El Salvador, donde se encuentran actualmente en una prisión de máxima seguridad.
La administración Trump, al acusarlos de formar parte del grupo criminal El Tren de Aragua, utilizó una ley de más de 200 años de antigüedad que le permite expulsar a ciudadanos de países en guerra o en conflicto.
Sin embargo, durante el fin de semana, la Corte Suprema de Estados Unidos ordenó la suspensión de este tipo de deportaciones, subrayando la necesidad de un proceso legal adecuado antes de realizar cualquier expulsión.
Además, en la actualidad, países como Colombia están negociando con Estados Unidos para recibir a extranjeros deportados bajo la administración Trump.
Estados Unidos ha enviado a cientos de migrantes deportados a terceros países. Foto:AFP
Recomendaciones de HRW para Estados Unidos y Panamá
En su informe, HRW presenta diversas recomendaciones dirigidas tanto a Estados Unidos como a Panamá y a otros países que consideren este tipo de acuerdos.
Washington debe cesar la expulsión o transferencias forzadas de personas a terceros países sin verificar la existencia de verdaderos lazos o un acuerdo formal que asegure acceso a un procedimiento justo para solicitar asilo o protección equivalente. También es importante que ofrezcan una protección efectiva a quienes realmente la necesiten.
Ni Estados Unidos ni Panamá pueden eludir sus obligaciones de garantizar procesos de asilo justos; nadie debe ser devuelto a un lugar donde su vida corra peligro sin una evaluación exhaustiva de su situación de refugio.
Asimismo, deben ofrecer permisos temporales por razones humanitarias a cualquiera de las 299 personas que fueron expulsadas injustamente, permitiéndoles la oportunidad de solicitar asilo en Estados Unidos. Es esencial que se respeten las disposiciones que reconocen el derecho de cualquier persona a solicitar asilo si se encuentra físicamente en Estados Unidos, ya sea al presentarse en un puerto de entrada o en cualquier punto del territorio.
Por su parte, el gobierno panameño debe abstenerse de aceptar ciudadanos de otros países sin un acuerdo formal con Estados Unidos que garantice derechos procesales, el derecho a solicitar asilo y el principio de no devolución.
También deben evitar retener a ciudadanos de otros países en centros de detención o cárceles, facilitar la reunificación familiar y proseguir con el repatriación voluntaria, asegurando que los individuos enviados por Estados Unidos tengan acceso a servicios médicos, psicológicos y de salud mental.
Sergio Gómez Maseri
Corresponsal de El Tiempo
Washington
@Sergom68