El tratamiento anticancerígeno más inesperado es la luz LED y da buenos resultados – Desde dentro
Actualmente existen muchos grupos de investigación que tienen un objetivo muy claro: encontrar un tratamiento contra el cáncer eficaz,

Actualmente existen muchos grupos de investigación que tienen un objetivo muy claro: encontrar un tratamiento contra el cáncer eficaz, específico y, sobre todo, seguro. Algo que puede resultar muy complejo por todo lo que esconde el cáncer detrás, pero la ciencia sigue dándonos buenas noticias. El último proviene de la Universidad de Texas y la Universidad de Oporto. han desarrollado Una tecnología basada en nanocopos de óxido de estaño (SnOx) y LED que pueden destruir con precisión las células cancerosas.
El problema actual. La terapia por excelencia en la lucha contra el cáncer hoy en día es sin duda la quimioterapia y la radioterapia. El primero de ellos tiene numerosos problemas que es necesario abordar, como la baja especificidad, es decir, ataca tanto a las células cancerosas como a las sanas. Y esto, en última instancia, trae consigo muchos efectos secundarios que pueden provocar que no continúe el tratamiento.
Por tanto, el objetivo de la ciencia es lograr especificidad y diseñar el tratamiento de manera que solo ataque a las células cancerosas. Esto se está intentando con la inmunoterapia y técnicas como CAR-T, que al final forman parte de una medicina personalizada para cada paciente y permiten una selección muy específica del tipo de célula a destruir. Pero la ciencia no se detuvo ahí.
El descubrimiento. Una de las técnicas que parece prometedora es Terapia fototermal (PTT). El concepto en este caso es bastante sencillo de entender: inyectar nanomateriales en un tumor y luego calentarlos con luz. Lógicamente, esto conduce a un aumento local de la temperatura, que destruye selectivamente las células cancerosas previamente marcadas.
El problema hasta ahora han sido los materiales y la luz. Muchas terapias fototérmicas requieren láseres de alta potencia, que son costosos y pueden dañar el tejido circundante. Ahora un equipo de investigadores de la Universidad de Texas en Austin y la Universidad de Oporto ha encontrado la clave para cambiar las reglas del juego.
Un ingrediente secreto. El equipo ha desarrollado un nuevo agente fototérmico llamado Nanocopos de óxido de estaño. Al fin y al cabo, son láminas diminutas de menos de 20 nanómetros de grosor y lo realmente brillante es la forma en que están hechas.
Lo realmente brillante es cómo los hicieron. Partieron de un material barato y abundante como el disulfuro de estaño, que irónicamente no sirve para la terapia fototérmica. De esta manera, a través de un proceso “verde” y escalable llamado peeling electroquímico con oxidación, que utilizaba únicamente medios acuosos, lograron convertir el disulfuro de estaño inactivo en óxido de estaño, que ya estaba listo para combatir el cáncer.
Y llegó la luz. Una vez que este material estuvo disponible, solo quedó someterlo a irradiación con LED económicos que emiten luz infrarroja a 810 nm. En este caso se trata de una radiación que es muy segura y no daña la piel sana, como puede ocurrir con la radioterapia. También es extremadamente rentable y accesible para todos (incluidos los países en desarrollo).
Resultados. Para probar su eficacia, los investigadores probaron células en cultivo. Lo primero que vieron fue que este tratamiento no tenía ningún efecto sobre las células sanas, es decir, no las destruía. Pero lo mejor llega cuando la aplicación a las células cancerosas da como resultado una gran reducción de las distintas colonias.
En particular, en el cáncer de piel se produjo una reducción del 92% en la viabilidad de las células tumorales, mientras que en el cáncer de colon este porcentaje cayó al 50%, pero aún así se lograron buenos resultados. Y todo gracias a un aumento de temperatura de 37°C a 50°C en 30 minutos que mató las células cancerosas.
El futuro. Este estudio no sólo presenta un material más eficiente sino que también valida su uso con fuentes de luz más seguras y económicas. Los propios investigadores señalan el potencial de los sistemas LED para aplicaciones como el tratamiento del cáncer de piel, que en teoría podrían autoadministrarse en casa. Esto supondría un beneficio importante para los pacientes y reduciría la carga para los sistemas sanitarios, aunque aún queda mucha investigación para determinar si esta terapia puede ser viable durante un período de al menos 10 años.
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