Tecnología

Desde la introducción de ChatGPT, se ha perdido la privacidad. Ahora nuestra obsesión es que la IA nos conozca lo mejor posible – Desde dentro

Durante años hemos aprendido a desconfiar. No reveles demasiado, sospecha de todos. hacer clicde cada formulario, de cada permiso

Desde la introducción de ChatGPT, se ha perdido la privacidad. Ahora nuestra obsesión es que la IA nos conozca lo mejor posible

 – Desde dentro

Durante años hemos aprendido a desconfiar. No reveles demasiado, sospecha de todos. hacer clicde cada formulario, de cada permiso adicional que nos haya pedido el móvil o una app. Fruncir el ceño.

La privacidad era el último bastión de la dignidad digital, el terreno que teníamos que defender. Pero algo ha cambiado. Y lo hizo sin resistencia..

Desde ChatGPT and Co. y especialmente desde la introducción de proyectos y almacenamiento ampliado, hemos cruzado una frontera invisible. Ya no nos limitamos a transmitir nuestros datos, sino que los ofrecemos de forma proactiva. Además, nos frustramos cuando la IA no recuerda lo suficientemente bien o cuando no puede procesar rápidamente un informe o análisis. O si no anticipa lo que queremos.

La paradoja es brutal. No sólo nos indignamos porque Instagram nos mostró publicidad demasiado personal y dolorosamente dirigida (camisetas de camuflaje de Lorzas, tratamientos para la infertilidad), sino que también nos impacientamos cuando ChatGPT no tiene nada que recordar.

Desde «No quiero que me sigan» hasta «¿Por qué diablos ya no me conoce mejor?» La diferencia proviene de la percepción de utilidad inmediata: las plataformas sociales han monetizado nuestros datos vendiendo su acceso a terceros para la segmentación de anuncios. La IA los utiliza para darnos respuestas más útiles. Al menos eso es lo que pensamos.

El truco esta ahí la ilusión de la reciprocidad:

  • Cuando proporcionas información a una red social, recibirás a cambio contenido que no solicitaste y publicidad que no deseas, por muy precisa que sea.
  • Cuando se lo entrega a una IA, obtiene respuestas personalizadas, soporte adaptado a usted y soluciones que parecen adaptadas exclusivamente a su caso.

En el segundo caso, la transacción parece justa. Simétrico. Incluso generoso por parte de la máquina. Pero la arquitectura del poder no ha cambiado. Ella sólo se ha vuelto más seductora.

Ahora ya no nos miran, nos entienden. Y no nos persiguen, pero se acuerdan de nosotros. El lenguaje es importante porque cambia la forma en que percibimos aquello a lo que estamos renunciando. Hemos pasado de ser espiados a ser cariñosos. Y eso marca una diferencia psicológica, incluso si el resultado final es el mismo: entregamos todo el mapa de quiénes somos a entidades que no controlamos.

La privacidad no está muerta. Se rinde por cansancio. Porque defender algo que nos hace la vida más difícil, que nos priva de comodidad y eficiencia, es insostenible cuando la alternativa promete conocernos tan bien que nos libera de tener que dar explicaciones una y otra vez.

En | OpenAI asegura que la industria tecnológica une su destino al suyo. En interés de la economía global, debería funcionar mejor

Imagen destacada |

Redacción Desde Dentro
About Author

Redacción Desde Dentro