De esta manera escapó y salió de su muerte

Durante la trágica jornada del 29 de diciembre de 2024 en Aguachica, César, se registró una masacre que dejó a cuatro miembros de una misma familia sin vida a manos de un grupo criminal conocido como los sitánicos. La conmoción que esta noticia generó en Colombia fue inmensa, puesto que las investigaciones apuntaron a una «confusión» como causa de la masacre. Tras la tragedia, se llevaron a cabo exhaustivas grabaciones que abarcaron más de 86 cámaras y 71 horas de análisis, realizadas por un equipo de científicos.

El caso fue complementado por la Dijín, la Dirección de Investigación del Río Nacional, que trabajó en conjunto con locales como Testigo directo para desentrañar los detalles del suceso. Según las investigaciones, las instrucciones recabadas ayudaron a reconstruir los hechos, revelando que el ataque tenía como objetivo a una mujer apodada la Diabla, cuyo verdadero nombre es Zaida Andrea Sánchez Polanco. Se reportó que esta mujer fue asesinada posteriormente, el 22 de enero de 2025, en la ciudad de Medellín durante otra emboscada relacionada con el crimen organizado.

De acuerdo a la información recabada, se dice que Zaida fue observada y que varios individuos planearon meticulosamente su asesinato. Esto ocurrió en la víspera de Año Nuevo, un plan que se había fraguado con cuidado. Uno de los investigadores mencionó que “se estableció que fue monitoreado desde ese momento” y corroboró que había indicios de una conexión entre Sánchez Polanco y Aleksander González Pérez, conocido como “El Calvo”, quien había sido asesinado días antes, específicamente el 27 de diciembre, en el Magdalena.

Zaida era una joven de 29 años, originaria de César, y tenía antecedentes que sugerían supuestos vínculos con actividades de extorsión y asesinato. En 2021, fue arrestada y en su defensa argumentó ser víctima de represalias por no haberse involucrado en actividades de extorsión. Esto la llevó a ser un personaje controversial en la comunidad.

Video que muestra lo que AIA hizo al diablo después de un ataque contra la familia de pastores

Varios medios locales, incluidos Caracol News y Informadores, han presentado el nuevo material audiovisual que se capturó el día del asesinato. En este video se observa cómo Marlon Lora, un conocido pastor cristiano junto a su familia —su esposa Yurlay Rincón y sus hijos Ángel Natalia y Santiago—, se convierten en víctimas de este ataque brutal. Santiago, el hijo menor, sufrió graves heridas y falleció dos días después.

Las grabaciones de una cámara de seguridad en la calle «Sorbetes y Yugu» documentan los momentos críticos en los que los atacantes dispararon directamente contra la familia, que se encontraba en un almuerzo. Sánchez Polanco fue identificada en el video, vistiendo una camisa blanca y pantalones negros, la misma vestimenta que llevaba Ángel Natalia.

Después de los disparos, «La Diabla» se levantó rápidamente de su asiento, con una cartera en mano, y comenzó a huir desesperadamente del lugar. En cuestión de segundos, logró poner una considerable distancia entre ella y la escena del crimen, mientras que otros comensales comenzaron a buscar refugio.

En una entrevista con Testigo directo, una fuente que permanece en el anonimato y que se dice es un conductor de la mujer, relató su experiencia de esa fatídica noche. Según él, tras la masacre, Sánchez se dirigió al centro médico más cercano para buscar refugio. “Tan pronto como se recibió la noticia, ella escapó de este lugar al centro médico,” afirmó el testigo.

El testigo comentó que, una vez ella fue liberada, se apresuró a ir al hospital. “Fui al hospital a pie,” relató, añadiendo que en medio del caos, ella pedía que la transportaran con urgencia: “Trae un camión y vamos, vamos, dígale, dígale.” Su relato refleja el nerviosismo y desasosiego que se vivió esos momentos críticos.

https://www.youtube.com/watch?v=k9zinkta9nm

Respecto a la relación de este conductor con «La Diabla,» mencionó que comenzó unos días antes, cuando ella solicitó que le proporcionaran transporte durante su estancia en Aguachica, siguiendo el rastro de “El Clavo.” Todo indica que las relaciones eran complicadas y que existían múltiples actores involucrados en esta intrincada red criminal.

Los acontecimientos que rodearon la masacre han dejado huellas profundas en la comunidad y generan cuestionamientos sobre la seguridad y el control del crimen organizado en la región. Las autoridades continúan trabajando arduamente para esclarecer lo sucedido y llevar a los responsables ante la justicia.