Cerrejón y la comunidad Wayuu están cerrando los primeros acuerdos de consulta anteriores sobre el conflicto histórico – Desde dentro
En el corazón total de La Guajira, donde sopla el viento con la fuerza del centenario de la resistencia






En el corazón total de La Guajira, donde sopla el viento con la fuerza del centenario de la resistencia nativa Cerró un capítulo importante en una relación compleja entre las corporaciones internacionales mineras y las comunidades Wayuu.
Cerrejón, una de las minas de carbón abierta más grandes, anunció un cierre formal de acuerdos de consulta anteriores con 37 comunidades Wayuu, alrededor de la línea de transmisión eléctrica, que proporciona su operación.
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Acuerdos de Cerrejón con las comunidades Wayuu. Foto:Cerrejón
Este proceso, que cubre 142 comunidades en los municipios de Albania, Maico, Manaure y Uibia, está progresando en busca de un consenso sobre el territorio del conflicto ambiental, social y cultural históricamente marcado. De estas comunidades, 56 contratos firmados y 37, que acaban de cerrar el juicio, fueron informados por la Fundación Ainjawa, una organización que acompañó a la población indígena en defensa de sus derechos.
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Historia de las tensiones
Tren panorámico de Cerrejón que visita la línea ferroviaria, que conecta la mina desde Puerto Bolívar. Foto:Cerrejón
La línea de electricidad prometida se instaló en la década de 1980, mucho antes de una consulta previa con las comunidades étnicas. En ese momento, los proyectos de infraestructura se llevaron a cabo sin las principales consideraciones sobre el impacto cultural o el entorno en los territorios indígenas. Con el paso del tiempo y teniendo en cuenta el desarrollo de la conciencia legal y social, aparecieron nuevos escenarios que requerían espacio para el diálogo y la reparación.
El Tribunal Constitucional, a la sentencia de T-704, ordenó a Cerrejón un resumen de los procesos de consulta anteriores con las comunidades afectadas por sus actividades. Hasta ahora, 421 contrats protocolos, de los cuales 408 ya están formalmente cerrados. Esta es más de 2297 iniciativas sociales definidas y hechas por la comunidad por la comunidad, consolidando uno de los mayores procesos de asesoramiento del país.
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Diálogo y compensación: ¿nueva etapa?
«Cerrar este proceso es una señal de que cumplimos con lo que estamos de acuerdo y que el diálogo es una forma de generar confianza», dijo Raúl Roys, Gerente de Diálogo Social de Cerrejón. La compañía insistió en que estos contratos reflejan el esfuerzo conjunto para responder a las expectativas de la comunidad y fortalecer las relaciones a largo plazo.
«Fue algo muy satisfactorio, porque hemos invertido a favor de la comunidad con compensación. Quiero agradecer a Ainjawa, Cerrejón y toda la comunidad para llegar a un buen acuerdo», dijo Jhon Jairo Frontado, autoridad de la comunidad de Aronshi.
Los fondos de compensación incluyen inversiones en infraestructura comunitaria, proyectos de producción, fortalecimiento de la cultura y el acceso a los servicios básicos. Sin embargo, en el caso de muchos líderes indígenas, este proceso aún no es perfecto.
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Antecedentes de conflicto
Durante las décadas de la comunidad Wayuu, condenaron el impacto negativo de la extracción en su territorio: contaminación de fuentes de agua, desplazamiento forzado, efectos de la salud y la distribución de sus prácticas familiares. La línea de transmisión eléctrica, aunque menos visible que las minas, era parte de esta red de voltaje.
Las consultas anteriores, establecidas como una ley constitucional, tienen como objetivo garantizar informar a la población indígena y la participación en las decisiones que afectan su territorio. Pero en la práctica, muchos procesos han sido criticados debido a la falta de transparencia, presión institucional y la falta de una garantía real de participación.
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Modelo repetido?
El juicio dirigido por Cerrejón y la Fundación Ainjawa se presentó como un ejemplo de un acuerdo. Con más de 400 contratos cerrados y miles de iniciativas, se plantea como un modelo repetible en otros territorios. Sin embargo, los expertos advierten que cada comunidad tiene su propia dinámica y que el éxito de estos procesos depende de la verdadera voluntad de las empresas, el acompañamiento institucional y el respeto por la autonomía indígena.
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El futuro de estas negociaciones
La Guajira todavía está en la disputa. Mientras que las corporaciones internacionales están tratando de garantizar la continuidad de sus actividades, la comunidad Wayuu requiere respeto, reparación y participación efectiva. Cerrar estos contratos es un paso, pero este no es el final del camino.
La historia entre Cerrejón y Wayuu está lejos del final. La participación no es solo una línea eléctrica, sino un modelo de desarrollo que se desea para uno de los territorios más ricos y sensibles: Colombia. Y en este debate, La voz del pueblo indígena trata de ser escuchado con la misma fuerza con la que sopla el viento de Guajiro.
Escritura caribeña